"Todo conocimiento tiene su origen en una básica tendencia de la naturaleza humana, que se manifiesta en las acciones y reacciones más elementales del hombre. El ámbito entero de la vida de los sentidos se halla determinado e impregnado por dicha tendencia.
Por lo que se refiere a sus necesidades inmediatas, el hombre depende de su ambiente físico. No puede vivir sin adaptarse constantemente a las condiciones del mundo que le rodea."
Mientras el inteligente filósofo Aristóteles se había agobiado pensando distintas teorías sobre los sentidos de la raza humana, miles de años más tarde, los frustrantes gobiernos argentinos volvían a dar en la tecla.
En diciembre de 1999 asumió como presidente Fernando de la Rúa creyendo que podría contradecir las hipótesis filosóficas. Lamentablemente, dos años más tarde, el gobierno dispuso la congelación de los depósitos bancarios provocando una crisis socioeconómica generalizada, culminando con la renuncia del presidente.
Una sucesión de hechos bochornosos devinieron en la gran patria del Che y Maradona. Doce días fueron suficientes para batir un récord sin precedentes. Cinco presidentes posaron con su banda y bastón correspondientes, cual si lo merecieran.
El 25 de mayo de 2003 fue el tiempo de los argentinos. Tiempo de cumplir con la obligación y el derecho más vulnerable por el mismo pueblo. Tiempo de cambio. Tiempo de Néstor Kirchner.
Durante su presidencia se reestructuró la deuda externa, impulsó el enjuiciamiento a los responsables por crímenes de lesa humanidad ocurridos durante los años 70, realizados por la Triple A y por el gobierno del Proceso de Reorganización Militar. Así ordenó la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Se registró una fuerte caída del desempleo. Realizó el canje de la deuda, que iniciaba las renegociaciones por los bonos que habían quedado en default desde 2001. Logró nacionalizar ciertas empresas previamente privatizadas.
Consecuentemente, la llegada de aquel abogado del Sur dejaría sin palabras al sabio Aristóteles. Haría honor a sus teorías permitiendo que la naturaleza humana del argentino tenga conocimiento sobre las acciones y reacciones elementales de un mandatario. Para así, según el pensador, poder adecuarse a las condiciones de un país en crecimiento.
Él lo comenzó, ella lo continuó y nosotros lo prolongaremos!
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